Identidad es el conjunto de ideas, valores y creencias que tenemos sobre nosotros mismos, y que se han ido afianzando acorde a nuestras experiencias de vida, y que parece ser quienes somos, digo parece ser porque somos mucho mas que lo que creemos ser, pero ya hablaremos de este tema más adelante.

Piensa en los diferentes entornos por donde te mueves: te comportas siempre igual en los diferentes escenarios, en tu hogar, con los amigos, en el trabajo, con personas que acabas de conocer?

Ahí tienes una clave para ir pensando en tus identidades, en las mascaras que usas según el entorno. ¿Cual de esas mascaras es realmente tu? Ninguna.

Tu esencia es quien realmente eres, lo otro son personajes que nos vamos montando a lo largo de la vida para ir encajando en situaciones, cualesquiera que sean.

No hay nada mal en tomar uno de esos personajes que nos creamos y utilizarlo en situaciones y desempeños concretos, lo que no es positivo es identificarte completamente con ese personaje, porque cuando la vida te mueve las variables, te puedes sentir perdido, porque no sabes quien eres en realidad.

Me explico, digamos que trabajas como ejecutivo de empresa y  tu trabajo consiste en liderar un equipo, y eso requiere de ti, para que seas eficiente, que des ordenes, que exijas líneas de entrega, a lo mejor que vayas de traje – porque es lo que algo preestablecido-, y que además te muevas en un rango estrecho de estados emocionales, porque debes mostrar equilibrio frente a tus compañeros de trabajo, pues bien, esa es una mascara útil para liderar y sacar una empresa adelante, pero si sales del trabajo y te muestras frente a tus amigos, familia y personas con las que interactúas, con esa imagen de ejecutivo y te crees que eres eso, es muy probable que para reafirmarte esa idea errónea que tienes de quien eres (el ejecutivo exitoso), estes pensando mas de la cuenta en el trabajo, lo priorices por encima de todo y te sientas culpable o disociado cuando no estas trabajando. Esto puede escalar al punto de hacerte sentirse superior a los demás e incluso, de rechazar actividades regulares que te hagan feliz, porque no encajan con tu idea de como pasa el tiempo un ejecutivo, ni con quienes se debe sociabilizar un ejecutivo.

Pasa lo mismo con emociones y comportamientos, hay personas que siempre son los simpáticos, los carismáticos, y esas personas muchas veces tienen rechazo a la hora de aceptar su tristeza, por ejemplo, y quieren salir de ese estado humano de tristeza para volver a ser quienes son: La alegría de la huerta. Además ocurre algo muy interesante, también los que le rodean ejercen una presión psicológica sobre ellos porque se han acostumbrado a este comportamiento alegre, y exigen inconscientemente, que sigan asi. Es una conspiración inconsciente, donde las otras personas te llevan a que reafirmes esa identidad alegre. Y es que a los que nos rodean les cuesta mucho aceptar que eres de otra manera, porque sus identidades a su vez buscan reafirmarse a través de la tuya.

Si yo estoy depresiva y se que tu siempre estas alegre, puede que me acerque a ti para que me cambien mi estado emocional, pero si me encuentro con que tu estas mal, inconscientemente te voy a llevar a que vuelvas a ser alegre porque mi comportamiento va a exigirte que estés feliz. Y esto lo hacemos preguntando:

«¿y a ti que te pasa hoy?» – seguido de – «Vamos, alégrate, ¡arriba ese ánimo!»

Estas identificaciones pueden llegar al extremo de personas que tienen enfermedades crónicas durante mucho tiempo, y que, al superarlas, se generan otra enfermedad o siguen hablando de enfermedades y hospitales, porque no saben como interactuar con la vida desde la salud, y necesitan estar enfermos para sentirse Ellos. También esta el caso de mujeres y hombres con parejas abusivas, y que vuelven a caer en relaciones que perpetúan ese maltrato, porque es en esos estados emocionales de tristeza, miedo y rabia, donde se sienten cómodos, porque es lo que conocen, son parte de su identidad, y hasta que no se desconecten de esa identificación con el maltrato y el sufrir, la vida les va a seguir poniendo delante las mismas circunstancias porque ellos las van creando.

A estas identidades se les conoce como Ego, y es lo que tu crees que eres. Puede generarte muchos problemas si te quedas con una idea limitada de ti, el ego no es mas que el falso ser,  el juego de las máscaras que nos creamos, y ya cuando nos ponemos una mascaras, es muy difícil arrancárnoslas porque nos la pegamos con cola loca y los otros nos ven con esa mascaras que además le ponen otro poquito de su propia cola loca y ya lo que tenemos es una mascara soldada en la cara que no la arranca ni Dios….pero si la podemos arrancar nosotros.

El ego lo quiere todo ahora y ya, le gusta la inmediatez, se compara con los demás y siempre cree tener la razón.

Un día te llegara una revelación, y así de pronto te darás cuenta que puede que vayas por el mundo intentando complacer a los demás, o intentando buscar aceptación, tal vez incluso protegiéndote del abandono, y que para protegerte, rechazas al amor, y la forma aprendida de hacerlo es dejando de ser nosotros para convertirnos en lo que se espera de nosotros y así complacer, ser aceptados, no abandonados. Ahí empiezas a perderte. Luego sigue la vida, llega una pareja, un trabajo, cambias de país, ¿y que haces? Dejas un poco mas de ser tu para encajar en el entorno.

¿Que pasa cuando encajas? Desapareces. Piensa en el tetris.

Esta es una metáfora muy buena que escuché una vez, y me vi como una ficha en un juego de Tetris justo en el momento en que desaparecía porque llenaba el espacio perfectamente. A veces, los juegos pueden ser excelentes metáforas de la vida.

Si encajas desapareces, eres lo mismo que los demás, y entiéndase lo mismo que los demás por querer seguir un protocolo de aceptación, un estilo de vida que incluye el barrio donde vives, lo que comes, como vistes, el trabajo que tienes, la familia que construyes, tu cuenta de banco, el partido político que sigues, el equipo de futbol, etc. Si te identificas con un determinado grupo social, probablemente eso condicionara hasta la raza de perro que tengas. Yo he oído cosas como “ese perro es pijo”.

Piensa en un hippie, ahora en una señora mayor de esas que parece que tiene mucho dinero, en un banquero. ¿Que imágenes vienen a tu mente?

Esas imágenes que tienes de esas personas, son parte de lo que sería la identidad de esas personas, la imagen que quieren proyectar, con la que quieren que los demás la vean, es la imagen que provoca un determinado tipo de interacción preestablecido porque no solemos tratar de la misma manera al banquero todo trajeado, perfectamente peinado, que al de la frutería. Ese estereotipado banquero también se pone el traje porque busca determinada reacción en los demás que le reafirme lo que el necesita que sea reafirmado: respeto, superioridad, confianza en si mismo, etc.

Es un juego en el que entramos todos desde las dos posiciones: lo que queremos que vean en nosotros y lo que vemos de los otros como quieren que sea visto.

Es un juego donde no juega nuestra esencia, juega esa parte en mi que quiero que veas, con esa parte mía que tu necesitas ver y esa parte tuya que quiero ver y la que tu quieres que yo vea. O sea, que ni se quien soy, si sabes quien soy, ni se quien eres, ni tu sabes quien eres, en resumen, interactúan mi faso Yo con el falso Tú.

En esos juegos de máscaras te vas alejando de tu esencia, y te haces experto en ignorar esa voz que siempre has tenido, y que si la escuchases, te daría muchas pistas sobre los cambios que necesitas hacer para estar mas alineado con ese propósito de vida del que se habla tanto hoy en dia.

Tu voz real, te dice que hay algo que no esta bien contigo. Esa voz es gran parte de lo que eres, es la que sabe que todas esas máscaras inconscientes que te vas poniendo, te están anulando, que estas dejando de existir en plenitud, y si estas en la Tierra es para que existas y nos muestres todos tus potenciales, los tuyos, lo único que hay en ti y que necesitamos todos, no para que encajes y desaparezcas. Recuerdas el Tetris?

Curiosamente admiramos personas en la historia que han roto con la estandarización, que han vivido desde su verdad y han confrontado a la sociedad y a instituciones por decir esa verdad, que han hecho grandes aportaciones a la humanidad, y a pesar de admirar la valentía y la creatividad de estas personas, sin embargo, nos dejamos arrastrar por lo que esta pre establecido socialmente y desde ahí queremos ser plenos y felices. No suele funcionar.

La sociedad en que vivimos en este siglo XXI facilita mucho la desconexión con tu Ser auténtico, y te tira a las aguas de la locura colectiva donde hay falsas creencias que se pueden ir haciendo tuyas, sobre, por ejemplo, imágenes fijas de lo que es una persona exitosa, bella, amorosa, inteligente, feliz. Este mundo disfuncional en que nos encontramos nos ha llevado a creer que está  bien crear guerras de todo tipo: familiares, laborales, entre países, religiones, etc., para imponer nuestra forma de pensar, la que sea que creamos mejor que la otra. Siempre un conflicto es un imposición de que yo estoy bien, y el otro está equivocado. Es una guerra de egos, una guerra de la inconsciencia.

Esas aguas tienen una corriente fuerte y suelen arrastrar a un gran número de personas, y cuando empiezas a nadar a contracorriente siempre saltará en ti la idea de si estas haciendo mal por intentar nadar al otro lado para escapar de esas aguas contaminadas por la inconciencia, donde ya no te hayas y donde pareciese en esa superficie revuelta que no hay otra forma de vivir.

Yo te invito a nadar a contracorriente aceptando que puedes estar equivocado, te animo a escucharte a ti, a hacer aquello que no te has atrevido a hacer por el miedo que te paraliza, a buscar tu verdad y no la que te cuentan, a NO aceptar que ya con esa edad no puedes aprender o re-aprender, que es demasiado tarde para cambiar. Cambia si lo sientes! Te animo a ayudar a los demás desde el respeto al otro, a no dañar al planeta en que vivimos y a los seres que lo habitan, te invito a sacar tu originalidad, tu autenticidad, tu creatividad, a escuchar a tu ser profundo que te dice que hay otra forma de vivir. ¿Qué prefieres el conflicto o la paz?

Prefieres la paz.

Tienes frente a ti dos opciones con tu voz sabia interior que se mantiene intentando despertarte: la escuchas o la ignoras.

Somos expertos en ignorarla porque lo hemos estado haciendo desde que nacimos, acallamos nuestra voz cuando vamos oyendo otras voces que nos dicen que no podemos, que no somos suficientes, que así no se hace, que como se hace es “de esta manera”.

Ejercicio:

Aléjate de las redes sociales una semana, minimiza o elimina las horas de ocio en Internet.

Después de una semana, observa las noticias que las personas publican, como te hacen sentir esas noticias? Observa los post de tus amigos, te parecen honestos? hacen alguna contribución al bien común? ¿Que sentimientos se mueven en ti? Te comparas con los demás?

Ahora observa lo que tu posteas, ¿que reacción quieres lograr en quienes te ven o te leen? ¿Aparentar felicidad? ¿Éxito? ¿Inteligencia? ¿Que eres una persona profunda y espiritual? ¿O quieres aportar al bien común en cualesquiera de sus manifestaciones?

Se honesto con estas observaciones y reflexiona sobre si estas satisfecho con el uso que le das a las redes sociales, y si ahora observas ahora patrones de comportamiento que antes no notabas.

Con este pequeño ejercicio estarás expandiendo tu conciencia, pues deberías descubrir cosas en ti y en los demás, que antes no notabas.

Recurso: Desinstala de tu móvil las aplicaciones de las redes sociales, y si te vez que no puedes controlar tu deseo de entrar a alguna, vuelve a instalar la aplicación, y la borras cuando termines de satisfacer la curiosidad. Ha esto siempre que entres y salgas, así no la tienes “a dedo”